domingo, 16 de enero de 2011

Ahogando...

  Ahogando los pulmones
en el humo ceniciento del tabaco.
Es hora de soñar
de inventar un sueño azul
en la caída de la tarde.
Es hora de escapar
por las escaleras del alma
hacia arriba o hacia abajo
escapar solo y en silencio.

Quién sabe adónde, y qué más da.
Yo me quedo con el cielo,
del color que sea, denso o transparente,
vacío o lleno,
yo me quedo con el cielo
limpio de todo o de nada,
yo me quedo en su geometría
infinita, sin distancias.

En esta hora,
cuando todo sobra ya
y sólo importa
-sólo quedas tú-
tu silencio y tu palabra.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Apareces...

  Apareces en la mañana
semiiluminada entre las sábanas.
Y habré de decirte que te quiero
mientras el rocío aún condensa
la luz de las estrellas
y el tiempo se detiene casi
y el cielo se llena de pájaros y humaredas
con olores
y sueños que se evaporan con el alba.

Quedan, a contraluz y contratiempo,
las tinieblas de tus ojos dormidos
ya no tanto,
mientras resucitan a la vida
entreabiertos
azules y rescatados
por mis labios que te besan
y sobreviven gracias a tu nueva luz
a tu cuerpo nuevo
a tu amor desnudo y tu sonrisa.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Yo sé


  Yo sé pensar en ti
porque no me pregunto si estarás dormida o despierta
si será extraño tu sueño
o si las horas te mojan lentamente.

Yo sé pensar en ti
porque conozco todos los límites de tu cuerpo
el secreto tras tus ropas
dónde acaba la delicadeza de tus piernas
el ritmo del latido de tu pecho.

Yo sé pensar en ti
porque he escuchado tu voz miles de veces
y tus acentos se cultivan en mi tímpano
como flores salvajes en un invernadero.

Yo sé pensar en ti
porque te quiero a pesar de la lejanía
a pesar del débil tiempo que desató nuestros destinos
y trajo las lluvias de septiembre
para calmar nuestro anhelo y dar nido a las aves de la melancolía.

 Yo sé pensar en ti
simplemente porque no puedo olvidarte
porque no quiero olvidarte en el tiempo que fue mío
que fue tuyo y que fue nuestro
en la transparencia de la vida.

domingo, 14 de noviembre de 2010

 Amanecer en el bosque


  Despierta el día de nuevo sobre la cabaña.
El silencio de la noche se desentiende esfumándose
hacia atmósferas más altas.
Mientras, se cubre el aire de ruidos sordos,
ecos sin voz, frases de nadie.

El perro ladra con el hocico húmedo,
alegre de tierra, de agua, de aire fresco
desflorado en los árboles.

La mano espabila abrazada a otra mano.
La luz clarea los perfiles y realza la mañana.
El día comienza con su afán silencioso
y la instantánea de una mano asida
a una taza de café.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Herencia

  ¿De qué sirve mi poesía?
¿Qué uso adorna su creación?
La letra quedará estéril
o como herencia de muchos.

Diario apenas
de corazones reinados por su existencia.

Dime tú, que lees ahora,
si se irá borrando el sentimiento como la luz blanca
de un cometa...........................

Quedará el espíritu que no resta el olvido.
Quedará la noche y la luna,
                                             quedará el mar,
el sueño frío de un invierno y la nostalgia
eterna del otoño.

Todo quedará aunque la mirada se borre.

Quedará una vieja vía oxidada de palabras
por donde una vez rodó la vida..............................................
...................................................Todo quedará para el olvido
porque
de todas formas y al final..........................................................
...........................................¿De qué servirá un poema al mundo?

domingo, 31 de octubre de 2010

(Me entristece la tarde)

  Me entristece la tarde como tantas veces:
el retorno de las luces, el silencio, la caída.

Sólo tu brillas hoy en el horizonte,
lejana y sola.

Me hiere el sol y se clavan sus rayos
en mi pecho marchito.

Tu luz se refleja en mis pupilas.

Tengo miedo.
El frío se apodera de mis huesos.
¿Habrás de morir hoy?

La noche se cierne sobre nosotros.
Debes irte.
El mundo acecha.

domingo, 24 de octubre de 2010

Afán

  Se salpican los días como ropa mojada.
Sobre los balcones, resbalan por las casas;
las grises paredes de los sórdidos edificios
marcan su paso.

En las mentes se pierden las horas
con un sigiloso rumor de tiempo en llamas.
Y en la noche, con la luz de lamparillas de bronce
los diarios perfilan y ordenan recuerdos privados.

Con mudez de labios quebrantados
bajo ventanas de cocina: luz afanada en los cristales,
cálido correr de vida asentada, trastos
con nombre y apellidos, mundo saturado de entendimiento
y transcurso sedentario.

domingo, 17 de octubre de 2010

(sin título)

  Hueles a lluvia,
como el cielo encharcado
o la ciudad grisácea.

Hueles a lluvia y a arrabales,
como la tierra húmeda de las afueras,
como las lindes verdes de los campos.

Hueles a lluvia y a arrabales, y eres tan azul
como el cielo raso de una tarde
en cualquier rincón del mundo.

Hueles a lluvia y a arrabales, y eres azul y escurridiza
como el agua
que en mi rostro apaga
la ceniza de sus lágrimas.

Hueles a lluvia y a arrabales, y eres azul y escurridiza
y tierna
como las hojas caducas del otoño
perenne de mi alma.

domingo, 10 de octubre de 2010

Antaño

  Como la sencillez del horizonte infinito de la estepa,
la espada sangrante, el león herido.

Como mil hombres vestidos de gris,
un sombrero roto y un suelo manchado.

Como luces de neón en el insomnio de la urbe,
como un grito en el desierto, en la noche oscura y profunda.

Como un otoño atardecido
con cien grajos en la plaza y la soledad de la campana.

Como una vela de voz trémula,
un corazón que palpita, y una esperanza que se quema.

Como años olvidados en cajones
y una flor mustia o un puchero en la cocina.

Como el sabor de un beso,
felicidad de un sólo uso, alma desnuda.

Como el ritmo viejo de un planeta
y su paraíso perdido en la niebla.

Como cien años en el mundo
donde todo se aprende y todo se yerra.

domingo, 3 de octubre de 2010

Estratos

  Suponer un mundo más perfecto.
Más perfecto que las calles de alquitrán.
Más perfecto que el ruido de los camiones recogiendo la basura.
Más perfecto que el destino y la traición.
Más perfecto que sueños asesinos.

Ramas de ensombrecida tarde. Ruge un motor por la carretera.
La soledad es dibujo de la encina, y el mojón
que marca los kilómetros.
El sol intenta robar su belleza, a golpe de rayos.

No, no existe nada más perfecto.
Inutilmente se busca un mito de imposibles
almas en pena.
Los puntos cardinales no marcarán nunca el camino.
Solo contigo viaja, el único retorno a los adentros.