domingo, 14 de noviembre de 2010

 Amanecer en el bosque


  Despierta el día de nuevo sobre la cabaña.
El silencio de la noche se desentiende esfumándose
hacia atmósferas más altas.
Mientras, se cubre el aire de ruidos sordos,
ecos sin voz, frases de nadie.

El perro ladra con el hocico húmedo,
alegre de tierra, de agua, de aire fresco
desflorado en los árboles.

La mano espabila abrazada a otra mano.
La luz clarea los perfiles y realza la mañana.
El día comienza con su afán silencioso
y la instantánea de una mano asida
a una taza de café.

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