Astilla rota o voz gastada
el fulgor del relámpago
la sonrisa atravesada.
Sola encina en el espacio
en un atardecer abandonado;
tonos ocres y cansados
espiga de trigo solitaria.
Rumor de aire fresco en hojas aún verdes,
golpes suaves en la tierra de gotas o lágrimas
y filas de hormigas
negras...........................
Paisajes fugaces y desnudos
donde la mente abatida
o pensamiento desgarrado
no asilan a la locura.
Todo aquí
donde el amor rehusado
escucha su llanto.
Una suerte de recuerdo, de homenaje o de rescate, a toda la poesía que quedó para el olvido y sin embargo resistió hasta hoy, momificada en las trincheras, túneles y agujeros por donde la brisa eterna del tiempo no fluye: fondos insondables de cajones y cajas, y archivos y carpetas digitales y electrónicos. Ahora los muestro, sin otro afán que el del testimonio, a la luz de otros ojos, de otras vidas y otro tiempo. A la luz de uno mismo, que también es otro.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
domingo, 19 de septiembre de 2010
Allí
Allí donde se pierde el pensamiento
en un paisaje oscuro
donde llora una guitarra solitaria
como anuncio de una cascada.
Allí en el corazón de sus cuerdas
se alza la rosa salvaje
donde el instante persiste
y nadie escucha el rumor de la vida.
Allí mi piel desaparece
para convertirse en tierra de desierto
o arena de playa
o dulce racimo de uvas.
Allí creando suelo en mis pisadas
trazadas de melodías rítmicas
una esperanza húmeda cala
haciendo catarata mi mirada.
Allí donde nace la rosa salvaje
reclamando el pétalo caído.
en un paisaje oscuro
donde llora una guitarra solitaria
como anuncio de una cascada.
Allí en el corazón de sus cuerdas
se alza la rosa salvaje
donde el instante persiste
y nadie escucha el rumor de la vida.
Allí mi piel desaparece
para convertirse en tierra de desierto
o arena de playa
o dulce racimo de uvas.
Allí creando suelo en mis pisadas
trazadas de melodías rítmicas
una esperanza húmeda cala
haciendo catarata mi mirada.
Allí donde nace la rosa salvaje
reclamando el pétalo caído.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Pájaro azul
Cuando la luz se oculte
en el fondo oscuro de los cántaros.
Cuando la verde selva se convierta
en enredadera de sombras.
Cuando tus alas caigan
sobre el barro negro.
Cuando la tristeza precipite larga
como lluvia monzónica.
Llora entonces, pájaro azul
llórale a la vida.
Que tu canto herido
escuche el mundo.
en el fondo oscuro de los cántaros.
Cuando la verde selva se convierta
en enredadera de sombras.
Cuando tus alas caigan
sobre el barro negro.
Cuando la tristeza precipite larga
como lluvia monzónica.
Llora entonces, pájaro azul
llórale a la vida.
Que tu canto herido
escuche el mundo.
domingo, 12 de septiembre de 2010
Ocurre a veces
Ocurre a veces que caminas despacio
y ves como toda la ciudad te adelanta
para dejarte a solas con ella
en su silencio natural que es susurro
para soñarlas en sus alturas
de torres y azoteas
de antenas y balcones
oxidados de macetas
de ropa mojada
iluminada por una luz que cae
suave y blanda con tristeza
efímera y romántica.
Ocurre a veces mirando al cielo
desde las alturas de la tarde olvidada
perdido y solo
en la ciudad que no te nombra
que haces sueños y reflexión de la vida
-de tu vida, que tiernamente deshilachas-
y de tus ojos
que apenas te conocen.
y ves como toda la ciudad te adelanta
para dejarte a solas con ella
en su silencio natural que es susurro
para soñarlas en sus alturas
de torres y azoteas
de antenas y balcones
oxidados de macetas
de ropa mojada
iluminada por una luz que cae
suave y blanda con tristeza
efímera y romántica.
Ocurre a veces mirando al cielo
desde las alturas de la tarde olvidada
perdido y solo
en la ciudad que no te nombra
que haces sueños y reflexión de la vida
-de tu vida, que tiernamente deshilachas-
y de tus ojos
que apenas te conocen.
domingo, 5 de septiembre de 2010
A veces hay
A veces hay
un sol que te devuelve la infancia
un lunes festivo
que te brinda el hogar antiguo
cálido y con sus viejas sombras
convertidas en claridades.
A veces asalta
tiernamente la mañana
rasa, azul y fresca
para reconciliarte con el mundo
para darte tregua y recuerdo
con sueños viejos y alas blancas.
A veces te descubre
un día de frío enero la mirada
perdida en el paisaje
y en la memoria arropa dulcemente
el niño
que mira por tus ojos.
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