A veces hay
un sol que te devuelve la infancia
un lunes festivo
que te brinda el hogar antiguo
cálido y con sus viejas sombras
convertidas en claridades.
A veces asalta
tiernamente la mañana
rasa, azul y fresca
para reconciliarte con el mundo
para darte tregua y recuerdo
con sueños viejos y alas blancas.
A veces te descubre
un día de frío enero la mirada
perdida en el paisaje
y en la memoria arropa dulcemente
el niño
que mira por tus ojos.
2 comentarios:
Rasas, azules y frescas, hecho de menos esas mañanas madrugadores, últimamente mi verano se trata más sobre trasnochar.
Un buen lugar! Me gusta lo nuevo ^^
¿Qué tienen los ojos del niño?
Acaso que no teme aún la realidad sino la fantasía.
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Andaremos leyéndote también por estos lares... :-)
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