Sobre los balcones, resbalan por las casas;
las grises paredes de los sórdidos edificios
marcan su paso.
En las mentes se pierden las horas
con un sigiloso rumor de tiempo en llamas.
Y en la noche, con la luz de lamparillas de bronce
los diarios perfilan y ordenan recuerdos privados.
Con mudez de labios quebrantados
bajo ventanas de cocina: luz afanada en los cristales,
cálido correr de vida asentada, trastos
con nombre y apellidos, mundo saturado de entendimiento
y transcurso sedentario.
2 comentarios:
Precioso!
Gracias por sacar de los cajones tanta belleza.
Un saludo.
me siento como un espia mirando por las ventanas...
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