domingo, 24 de octubre de 2010

Afán

  Se salpican los días como ropa mojada.
Sobre los balcones, resbalan por las casas;
las grises paredes de los sórdidos edificios
marcan su paso.

En las mentes se pierden las horas
con un sigiloso rumor de tiempo en llamas.
Y en la noche, con la luz de lamparillas de bronce
los diarios perfilan y ordenan recuerdos privados.

Con mudez de labios quebrantados
bajo ventanas de cocina: luz afanada en los cristales,
cálido correr de vida asentada, trastos
con nombre y apellidos, mundo saturado de entendimiento
y transcurso sedentario.

2 comentarios:

Merche dijo...

Precioso!

Gracias por sacar de los cajones tanta belleza.

Un saludo.

N Ó M A D A dijo...

me siento como un espia mirando por las ventanas...